Trabajadores satisfechos y mayores beneficios, ¿una combinación posible?

En el contexto de crisis actual, existen directivos y jefes de equipos que piensan que antes de ocuparse del ‘bienestar’ de sus empleados, hay que ocuparse de aumentar la rentabilidad y productividad de su organización. Pero lo que ignoran es que, muchas veces, el aumento de beneficios pasa primero por tener unos empleados felices y satisfechos en su trabajo. Ahora bien, esta tarea no es fácil de llevar a cabo, sobre todo si hablamos de grandes multinacionales que tienen muchos empleados.

Se puede pensar que el modo en el que un directivo ve a sus empleados es una cuestión meramente subjetiva, y que no se puede hacer nada al respecto. Sin embargo, aunque no es una ciencia exacta, hay muchas evidencias que demuestran que los trabajadores felices conducen a un mejor rendimiento y mayores ingresos empresariales. Un claro ejemplo son las listas anuales que publican grandes revistas americanas acerca de, por ejemplo, las mejores empresas para trabajar. Estas listan demuestran que en la gran mayoría de casos las empresas en el ‘TOP’ de la lista aumentaron sus beneficios.

Ahora bien, y como se ha dicho previamente, disponer de empleados cualificados, satisfechos y comprometidos no es tarea fácil para ninguna organización. Algunas de las herramientas que se pueden utilizar con la finalidad de crear una cultura y lugar de trabajo dinámico son las siguientes:

• El dinero. Para que el dinero sea motivador, el trabajador ha de percibir que la empresa es consciente de su esfuerzo en el trabajo, que este se le reconoce y, por lo tanto, que la remuneración equivalga a los esfuerzos y cualificaciones del empleado.

• El buen trato laboral. Cuando los trabajadores desarrollan su trabajo en un clima laboral favorable, comunicativo y que potencia las relaciones humanas, estos se sienten más integrados con la empresa, son más felices y, por tanto, tienen mejor productividad.

• Las expectativas de futuro. Cuando el trabajador es consciente de que tiene posibilidades de mejorar y de ascender en su puesto de trabajo, sus esfuerzos y su motivación serán mayores.

• El reconocimiento del trabajo. Las empresas han de disponer de un sistema de incentivos dinámico que tenga en cuenta el esfuerzo que hace cada persona en su puesto de trabajo, siendo necesario recompensarlo de alguna manera.

• Colaboración en el trabajo. Es importante otorgar tareas de responsabilidad a los empleados con la finalidad de que sientan que forman parte de la organización y de que sus actuaciones sin importantes.

Para acabar, y a modo de conclusión, el posible éxito o fracaso de una empresa puede depender de las cincos herramientas previamente explicadas. Por ello, se puede decir con toda seguridad que vale la pena invertir en la gestión de recursos humanos.

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