¿Por qué la obsesión por la productividad puede matar la creatividad?

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¿Cómo se compararía un «día productivo» con un «día creativo»? ¿Qué tienen en común? Las posibilidades no son muchas.  Uno podría pensar que un día productivo estaría estrechamente alineado con tachar los elementos de una lista de tareas. Por otro lado, la idea de un día creativo de alguien podría no tener ni siquiera una lista de cosas por hacer.

Nuestro actual mundo laboral está obsesionado con la productividad. Estamos inundados de libros, artículos, libros blancos, para optimizar el tiempo y realizar más trabajo. Pero nuestra implacable búsqueda de la productividad está minando una de las habilidades más importantes en el lugar de trabajo de hoy: la creatividad. ¿Pero qué pasa con el futuro? ¿Realizarán el aprendizaje automático y la inteligencia artificial los aspectos rutinarios de nuestro trabajo a expensas de nuestro ingenio y creatividad? Entonces, ¿cómo creamos las condiciones adecuadas para la creatividad, en particular cuando estamos tratando de lidiar con una lista de cosas por hacer?

En 1939, James Webb Young, un ejecutivo de publicidad de la Avenida Madison, escribió una guía definitiva del proceso de creatividad, ‘A technique for producing ideas’. En este breve libro, Webb Young nos recuerda, «que una idea es una nueva combinación de viejos elementos». En su opinión, la habilidad de la creatividad es la capacidad de detectar nuevas conexiones entre los pensamientos familiares, y el arte es «la capacidad de ver [nuevas] relaciones».

Cincuenta años después, Steve Jobs observó algo similar: «La creatividad es sólo la conexión de las cosas. Cuando le preguntas a la gente creativa cómo hicieron algo, se sienten un poco culpables porque en realidad no lo hicieron, sólo vieron algo. Les pareció obvio después de un tiempo. Eso se debe a que fueron capaces de conectar las experiencias que han tenido y sintetizar nuevas cosas.»

Webb Young comenta que lo que vale la pena conocer no es en qué sitio buscar una idea concreta, sino cómo entrenar la mente en el método por el cual todas las ideas se producen; y cómo hacerse con los principios que están presentes en el origen de todas las ideas.

Por lo que se refiere a los principios generales que sirven de base a la producción de ideas, hay dos que importantes:

  • El primero de ellos es que una idea no es ni más ni menos que una nueva combinación de elementos viejos. Este es, quizás, el hecho más importante en relación con la producción de ideas.
  • El segundo principio importante es el de que la capacidad de lograr nuevas combinaciones a base de elementos viejos depende en gran medida del talento para encontrar relaciones.

En lo que se refiere al proceso completo a través del cuál se producen las ideas Webb Young establece un proceso de 5 etapas:

  • Primero, la recogida de la materia prima, tanto de aquellos materiales específicos que se refieren a vuestro problema inmediato, como de aquellos otros que proceden de vuestro almacén de conocimientos generales, el cual habréis de enriquecer constantemente. Implica la estimulación. Primero, reunir las materias primas como estímulo. Reúne las provocaciones y los iniciadores de pensamiento relacionados con tu área de interés. Advierte que esto es a menudo sistemático, laborioso y poco gratificante.
  • Segundo, la manipulación y elaboración de todos estos materiales en vuestra mente. Es la etapa de digestión mental, digerir mentalmente la materia prima. Webb Young propone rellenar pequeñas fichas con notas y tratar de establecer conexiones entre los elementos, como si se tratara de resolver un rompecabezas. Luego sugiere barajar entre las tarjetas físicas buscando conexiones.
  • Tercero, la etapa de incubación, en la que hay que dejar que algo que está más allá de la mente consciente haga el trabajo de síntesis. Es la etapa de simplemente no hacer nada. Webb Young nos insta a encontrar una forma de desbloquear la mente para permitir el procesamiento inconsciente: «Abandonas todo el tema y sacas el problema de tu mente lo más completamente posible», y luego «recurres a lo que sea que estimule tu imaginación y tus emociones».
  • Cuarto, el nacimiento real de la idea; la etapa del ‘ahá’ del ‘¡ya lo tengo!’. Webb Young comenta que después de haber hecho el (a menudo frustrante) trabajo de preparación, «de la nada aparecerá la idea». Nuestras mejores ideas parecen acercarse a nosotros en momentos de desconexión. La historia reciente nos da muchos ejemplos de inspiración que sorprendieron a los creadores cuando estaban de vacaciones. Lin Manuel Miranda dijo que le llamó la atención la idea del musical multimillonario, Hamilton, mientras intentaba relajarse en una playa de México. Kevin Systrom, el creador de Instagram, también se encontró paseando por una playa mexicana cuando la inspiración le llegó para la aplicación. Este fenómeno de observar los mejores momentos de ‘ahá’ mientras se está fuera de servicio es una prueba más de que la creatividad no se desencadena normalmente por un enfoque profundo y productivo, sino por un estado mental o de relajación y juego cuando no se está forzando.
  • El quinto, la configuración final y el desarrollo de la idea para su utilización práctica. Es la etapa en la que habréis de trasplantar vuestra pequeña idea recién nacida al mundo de la realidad. Y al hacerlo, encontraréis por lo general, que no es aquella criatura maravillosa que parecía ser cuando nació.

Queriendo optimizar nuestra propia productividad mientras valoramos verdaderamente la originalidad del pensamiento creativo, entonces es hora de reconocer que la productividad y la creatividad a menudo existen en oposición a la otra. La productividad es el enfoque, la creatividad está «desenfocada».

Si tu día de trabajo se parece a poco más que una serie de reuniones y correos electrónicos, podrías preguntarte: ¿dónde está mi momento de reflexión? Aléjate de todo y no hagas nada, incluso en tu viaje a casa. Ten un momento cada día en el que no intentes conseguir nada. ¡Quién sabe lo que podrías lograr!

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Este artículo está basado en parte en el trabajo de Bruce Daisley de la Harvard Business Review. Bruce Daisley fue anteriormente Vicepresidente de Europa, Oriente Medio y África para Twitter. Es el autor de ‘EAT SLEEP WORK REPEAT: 30 Hacks For Bringing Joy To Your Job (HarperOne; febrero de 2020). Y en el libro ‘A Technique for Producing Ideas’ del propio James Webb Young.

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2 respuestas a ¿Por qué la obsesión por la productividad puede matar la creatividad?

  1. Jesús Olmero dijo:

    Me quedo con una de las frases finales: La productividad es el enfoque, la creatividad está «desenfocada», es por ello que hay que seguir un proceso

  2. Innovation Factory Institute dijo:

    Estimado Jesús,
    buen enfoque final, saludos,
    Equipo de CreaInnova Institute™ & Innovation Factory™ Institute

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